lunes, 30 de septiembre de 2013

¿Sexo debil, quién?



Desde el principio de los tiempos, la mujer, como tal, se ha visto sometida la figura del hombre, debido una sociedad machista que siempre la ha degradado al puesto de “sexo débil” pasando, en la mayoría de las ocasiones, a un segundo lugar en la historia.
¿Sexo débil? Quizás, en lo que a fuerza física se refiere, pero, tal y como han demostrado durante milenios, no, en lo que respecta a coraje, devoción, amor, constancia e inteligencia y no crean que cuando digo estas palabras, me refiero solo a las tareas del hogar o a la familia, me refiero a
todo en general, y sinó juzguen ustedes mismos.
Cleopatra reinó en Egipto en el año 51 AC cuando solo tenía 18 años, defendió Egipto de la expansión romana manteniendo estrechas relaciones con dos líderes: Marco Antonio y Julio Cesar.
¿Cómo lo hubiera hecho un hombre? Presentando batalla, que tratándose del Imperio Romano y del periodo en el que se desarrolló el suceso, la cosa hubiese acabado en un desastre para Egipto.
¿O qué me dicen de Boudica, la reina guerrera de los ícenos que logró organizar a las tribus británicas y vecinas contra la ocupación del Imperio Romano entre el 60 y el 61 DC?
Y esto tiene merito porque, por aquel entonces, todas esas tribus estaban a la gresca entre sí.
Juana de Arco que convenció al rey Carlos VII de expulsar a los ingleses de Francia cuando solo tenía 17 años y lideró una revuelta contra los ingleses, ganando varios enfrentamientos, algunos destacables, como la batalla de Orleans.
Esta pobre mujer fue apresada por los ingleses y entregada a la Iglesia, que la juzgó por herejía y la condenó a morir en la hoguera. Hay que comprender que los que la apresaron y juzgaron, eran hombres  y no podían permitir que una mujer quedara por encima de ellos. Aquí hacemos gala de la sociedad machista de la que os hablaba.
Catalina la Grande pasó a la historia por ser uno de los mejores políticos del Siglo XVIII, convirtiendo a Rusia en uno de los países dominantes de Europa.
Si hoy en día tuviésemos políticos como ella, los países no estarían como están.
Emma Godoy que lucho porque la dignificación de la mujer fuera integral y no solo de cintura para abajo.
O Rigoberta Menchú. Esta mujer, en mi humilde opinión, merece una mención especial, pues no pasó a la historia, cosa que ocurrió hace no más de 21 años, por ir a la guerra o por estar en política.
Esta mujer ha pasado a la historia por su amor al prójimo  y por la dedicación que ha puesto en cada una de sus empresas.
Ella es una líder indígena guatemalteca, miembro del grupo maya quiché, defensora de los derechos humanos; embajadora de buena voluntad de la UNESCO y ganadora del Premio Nobel de la Paz (1992) y el Premio Principe de Asturias de Cooperación Internacional (1998).
Se ha destacado por su liderazgo al frente de las luchas sociales en el ámbito nacional e internacional. El 12 de febrero de 2007, anunció que se postularía en las elecciones presidenciales de Guatemala 2007, por la coalición de partidos WINAQ y Encuentro por Guatemala; quedó en quinto lugar con un 3,09 %. Pese a la derrota, el 7 de mayo de 2011 el partido indígena WINAQ junto a otros partidos la proclamó como candidata presidencial para las elecciones presidenciales del 11 de septiembre de 2011 en el Frente Amplio de Guatemala.

Al recibir el premio Nobel de la Paz en 1992, Rigoberta declaró: "Soy hija de la miseria y la desigualdad social; soy un caso ilustrativo de marginación, por ser maya y mujer; he sobrevivido al genocidio y la crueldad". Con el dinero del Premio Nobel creó la Fundación Vicente Menchú, su padre, para ayudar a los más necesitados, no sólo indígenas, y una organización que se encarga de representarla en zonas de conflicto y de participar en encuentros internacionales.
Visto esto y siendo realistas me hago la pregunta ¿Cuáles fueron los logros históricos de los hombres? La respuesta para mí es simple y a la historia me remito cuando digo que la mayoría han sido logros bélicos. No todos, pero si la mayoría.
Las mujeres han sido degradadas por el sexo opuesto a lo largo de la historia, y si no lo han sido más, es porque algunas han hecho gala de su inteligencia y suspicacia. Pero los hombres siempre intentaron impedir por todos los medios que destacaran en cualquier cosa que no fueran las labores del hogar.
Me gustaría saber cuántos hombres se han puesto en su lugar alguna vez. Es decir ¿alguno se ha puesto a hacer las labores del hogar? Y si lo ha hecho ¿cuánto han tardado en hacer el mismo trabajo que hacen ellas durante todo el día a lo largo de su vida?
Yo se los diré. El triple, el que menos, y el “por qué “es muy fácil de responder. Estamos tan poco acostumbrados a los quehaceres hogareños que no sabemos por dónde empezar, y cuando logramos organizarnos damos tres vueltas donde ellas dan una. La mitad de los hombres no han ensartado una aguja en su vida o le tienen fobia a la plancha, otros, como es mi caso, tienen una eterna guerra con la lavadora, y no hablemos de cocinar, podría presentar a algunos que no saben ni freír un huevo y si hablamos de barrer…
Señores barrenderos, por favor no se ofendan pero en casa no se barre igual que en la calle, así que, no digan eso de “a mí me vas a decir cómo se barre, mujer, ese es mi trabajo”.
No he dado la vuelta al mundo, pero he visto un poco, y en lo poco que he visto he visto a mujeres realizar todo tipo de trabajos que habitualmente realizan los hombres. He visto a mujeres ferrallistas que montaban más estructuras que muchos hombres, y me era fácil de comparar porque trabajaban junto a ellos. He visto a mujeres trabajando en supermercados trabajando a ritmos exhaustivos, y no solo en la línea de caja, sinó también, reponiendo o acarreando bultos en el almacén. Mujeres vigilantes de seguridad que se enfrentan y resuelven situaciones en las que muchos hombres se echarían a temblar y podría seguir así durante días.
Hacen el mismo trabajo que nosotros, o quizás más, por un sueldo que en la mayoría de los casos es inferior al de un hombre, además llegan a casa y siguen con las tareas del hogar ¿Y cuál es su recompensa? A cambio le damos una buena bronca, eso sí, de calidad. Sí señor, a cambio de trabajar tanto o más que nosotros , de tener la casa como una patena, de tenernos la comida caliente en la mesa cuando llegamos a casa, tener nuestra ropa limpia y planchada para cuando la necesitemos, de cuidar y criar a nuestros hijos y pasar muchísimas malas noches, nosotros las degradamos, humillamos, pegamos e incluso matamos. No es que quiera meter a todo el mundo en el mismo saco, pero es que cuando no es una cosa es otra y tampoco es todo el mundo. Solo la mayoría.
La mayoría de los hombres maltratan de alguna manera a alguna mujer, ya sea física o psicológicamente. La mayoría de los hombres no respetan a las mujeres, y no vayan ahora de progresistas diciendo lo contrario, pues estoy harto de escuchar, sobre todo a los más incultos, “ya te quisiera ver yo a una mujer en una obra”, pues yo las he visto y seguro que podrían darles clases a la mayoría de los que dicen esa frase.
Aquellos que se quejan que no tuvieron oportunidad de llegar a ser algo mejor, cuando en realidad si las tuvieron y las desperdiciaron, y ahora la pagan con su mujer, deberían recordar una cosa. La persona que les dio la vida, aquella a la que llaman “madre”, es una mujer y si no hubiera sido porque padecieron unos dolores sobrehumanos, que desde luego ningún hombre podría soportar, no estarían aquí. Piensen en ello.
Esta vez no voy a decir que esto que cuento es “desde mi punto de vista”. Esto que digo, lo digo porque ya estoy harto de ver a mujeres señaladas por los golpes de sus maridos que no se atreven a denunciarlos por miedo o por un sentimiento confuso de falso amor, porque estoy harto de ver como las que se atreven a denunciar tienen que irse, con sus hijos, lejos de su hogar y de su familia por su seguridad y estoy harto de ver noticias en televisión sobre hombres, por llamarlo de alguna manera, que matan a sus parejas después de haberles hecho la vida imposible culpándola de su propia debilidad, ineptitud e incompetencia para ser humano.
¿Y los gobiernos quieren conmemorarlas con un día al año en el que se le regala una simple flor? Hipocresía nada más. Un vano intento de quedar bien cuando saben que no hay en este mundo con que pagarles.
Si queridos lectores, hoy no hablo “desde mi punto de vista”, hablo desde la indignación y la impotencia y sí, quizás desde la ira que me invade cuando pienso en todo esto.
Hagan examen de conciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario