jueves, 21 de noviembre de 2013

Un sueño llamado Democracia




Después de escuchar las vivencias de amigos de diversos lugares del mundo, de leer noticias en periódicos y verlas en televisión, podría hablar de, casi, cualquier lugar del mundo, pero no, ¿por qué hablar de lo que escucho pudiendo hablar de lo que vivo? O más aun, de lo que vivimos. Lo que vivimos en España. Una tierra que me vio nacer y a la que estoy viendo morir.
La historia nos cuenta como la promesa de la Segunda Republica haría realidad los sueños de los españoles, pero solo en apariencia, pues no tardó
mucho en que el poder hiciera su trabajo, corromper. El Gobierno Republicano no cumplió sus promesas, no cumplió con su obligación y no acató sus responsabilidades, creando así un descontento generalizado. Este descontento creó conflictividad en el sector agrario, que no encontraba salida para su subsistencia, provocó una revolución de la clase obrera, problemas con el clero, algunas periferias del país, lo que hoy son Comunidades autónomas, querían independizarse, hasta se creó una conflictividad social que hacía que amigos de toda la vida dejaran de mirarse a la cara por el mero hecho de una diferencia de opinión política. Pero el peor de los descontentos se creó entre los militares que entre el 17 y 18 de julio de 1936 dieron un golpe de estado al que bautizaron como Alzamiento Nacional y que desencadenó una Guerra Civil que duró casi tres años, dándole la victoria al bando sublevado y comenzando así lo que hoy llamamos Dictadura.
La dictadura, orquestada por General Francisco Franco Bahamondes o como el mismo se hacía llamar, “Caudillo de España por la Gloria de Dios”, daba la sensación, a muchos, de que sería la solución a los problemas, pero tampoco fue así. La dictadura, como todas las dictaduras, no coartaba sinó eliminaba todo derecho que pudiera tener un ciudadano que no pudiera pagarlos, creando así “las dos Españas”, la de Izquierdas, que estaba formada por la clase obrera y que luchaba por sus derechos y libertades y la de Derechas, que trataba por todos los medios por oprimirlos y mantener su posición en el poder, a base pelo y pistola. Era una cosa lógica que pasara algo así, demasiado poder en manos de un solo hombre. Un poder que también corrompió ese gobierno y que sumió al país en el odio, al mismo tiempo que en el miedo. Solo hacia falta de que te acusaran de Comunista para ser detenido torturado y, en ocasiones, ejecutado o asesinado. Este periodo también se corrompió y acabó, según los historiadores, a la muerte del Caudillo, el 20 de noviembre de 1975, tomando el mando del estado Don Juan Carlos I de Borbón, actual Rey de España. El Rey quiso conceder el control de su destino al pueblo, creando así una Democracia, e hizo las gestiones oportunas y creando el actual modelo de Gobierno.
En un principio, la Democracia funcionaba a las mil maravillas. Se instauró la actual Constitución, que entre otras cosas, dictaba no solo los deberes de los españoles, también sus derechos y libertades, y que nos hace iguales ante las leyes. Ahora, el poder también ha corrompido este periodo. La Democracia ha pasado de ser un sueño de libertad e igualdad a un cúmulo de mentiras y falsedades con el afán de conseguir el voto que les abra las puertas del Gobierno a toda esa sarta de políticos corruptos, independientemente al partido al que pertenezcan.
En la actualidad, la política en España se divide en tres facciones: la Izquierda, la Derecha y el Centro. Una
Izquierda que ha olvidado los valores por los que luchó, hace más de setenta años. Que lo primero que ignoró fue el derecho a la vida por la que luchaban durante la Dictadura y que refleja la Constitución, promoviendo y patrocinando una Guerra sucia a la que las Cortes llamaron “terrorismo de estado”, en la cual, se asesinaba a terrorista o a simpatizantes, pero en la que también cayeron muchos inocentes por la mala suerte de estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Una Izquierda se que llenó los bolsillos con el sudor y la sangre de su pueblo, además de ser una Izquierda que no supo sacar a España de la Crisis que la azotaba o quizás ni lo intentó.
Por otra parte, la Derecha, una Derecha que si supo sacar a España de la Crisis, pero que ignoró deliberadamente problemas que poco a poco mataba al país, que apoyó guerras imposibles de apoyar y defendió causas indefendibles. Derecha que hizo oídos sordos al clamor de su pueblo y como siempre poniéndose del lado del capitalismo, llevó a que los ofendidos a hacer pagar a España por el agravio con sangre, sangre de personas inocentes que la única ofensa que hicieron, por aquel entonces, fue coger un tren de cercanías para ir a trabajar.
Algo más indignante es el Centro. Un Centro del que solo se sabe durante los días de campaña electoral y que según gane las elecciones, se cambia la chaqueta hacia la Izquierda o la Derecha, siendo así casi inexistente.
Pero todo esto es pasado y lo pasado, pasado está. Ahora, en pleno Siglo XXI, Hemos dejado atrás una Legislatura de Izquierda que ha durado ocho años y que, por su falta de previsión, nos ha llevado a una nueva Crisis más dura aún. Esta Izquierda también ha ignorado los principios y valores por los que sus antecesores lucharon. Ha intentado remontar la Crisis, sin ningún tipo de éxito, cerniéndose sobre los más débiles, la clase obrera. Esa clase obrera que les dio la vida durante una Guerra Civil y durante toda una Dictadura. Una clase obrera que creyó en ellos a su regreso al poder y que los defraudó con su política reformista que solo los hundió más. En definitiva, otra forma de corrupción, corrupción por omisión de auxilio a un pueblo que pedía a gritos que se le sacara del fango en el que se hundía, que pedía que se dejara cumplir con su deber de trabajar y se le devolviera el derecho de ganarse la vida en su tierra. Pero como decía, es una legislatura que hemos dejado atrás.
Ahora estamos gobernados, de nuevo, por la Derecha. Una Derecha que no ha cumplido con lo que prometió en tiempos de campaña, que ha optado por una política de recortes y de subidas fiscales mientras ellos subía sus sueldos. Pero lo peor está por llegar, pues esta Derecha ha optado por defender los principios que siempre defendió. Unos principios dictatoriales y represivos, privando de los derechos y libertades fundamentales reflejados en la constitución y cuyos textos usan como papel higiénico, imponiendo leyes represivas y clasistas que recuerdan a la Dictadura que tanto daño nos hizo. Y a todo esto, el Centro sigue bailando al son de la música que toca el gobernante de turno, mientras la Izquierda grita a viva voz “hemos vuelto a nuestros inicios, pero con nuevas ideas”, pero eso lo dice uno de los políticos que nos dejó entrar de cabeza en esta Crisis y que, como buen oportunista, se aprovecha de los errores de la legislatura vigente para conseguir la suya en una competición absurda, en vez de unirse todos a una para solucionar esta situación. Pero no os equivoquéis, todavía quedan políticos honrados. Políticos que, sin estar en el poder, aportan su granito de arena en busca de soluciones, que se solidarizan con el pueblo, recortando sus sueldos, dejando sus coches oficiales y cogiendo la bicicleta para ir a trabajar o pagando sus gastos de gestión y desplazamiento. Políticos a los que no vemos involucrados en tramas ni en casos de corrupción o de terrorismo de estado. Políticos que defienden ese sueño por el que en su día lucharon tantos, ese sueño llamado Democracia que solo ejercemos a la hora de votar para elegir a nuestro próximo gobernante. Por lo menos aun nos queda eso de esa supremacía que nos dio la Democracia, haber cuánto dura. Pero mientras dure, hagámoslo, pongamos a gobernar a esos que aun son honrados y quitemos a esos que se enriquecen a costa de nuestro dolor. Hagamos gala de nuestra soberanía y cuando estemos ante las urnas, recordemos todo el dolor por el que hemos pasado.
“Desde mi punto de vista” tenemos que tener en cuenta una cosa, la reforma laboral del 2012. Esta reforma dice que si la actividad de una empresa va mal durante tres trimestres seguidos, esta puede bajarles el sueldo a los trabajadores que desempeñan dicha actividad y en el caso de nieguen a aceptar dicha bajada, puede despedirles. El país lleva mal mucho más de tres trimestres seguidos y deberíamos pensar en rebajar el sueldo a nuestros gobernantes, y si se niegan, siempre podremos despedirles. Después de todo, según el artículo 14 de la Constitución Española: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razones de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Piensen en ello.

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